domingo, 29 de mayo de 2011 | By: Camilo Ramírez "Milo".

¿Dónde estás?


Se ha ido mi musa
Me ha abandonado, robándose mi inspiración
Pasajes antes llenos de sonidos y letras
Ahora sin su presencia, lucen solos y sombríos.
¿Dónde estás? Pregunto con desespero
¿Dónde estás? Responde mi eco
(Antes mi eco no era una pregunta
Era mi respuesta en forma de idea
Ahora hasta mi eco te busca.
¿Dónde estás?,  Te pregunta con rabia
Y tu sepulcral silencio es su respuesta)
Que vacío me has dejado
¡Ahora hasta mi lápiz me reclama!
He muerto en una hoja, y él es mi verdugo
Quien fuese mi compañero de historias y largas noches
Ahora en vez de escribirme, me borra.
Espero algún día regreses, y traigas contigo tu alegría
O aunque sea compadécete, devuélveme cuando menos un recuerdo
Y con él regrésame a la vida,
Quiero volver a ser narrador
Por hoy, ya no me gustó ser protagonista.

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martes, 22 de febrero de 2011 | By: Camilo Ramírez "Milo".

No quiero.


No quiero versos que se queden solo en mi imaginación.
Yo quiero plasmarlos en un papel para ti
Porque, aunque tú aparezcas solamente en mis sueños
Y cuando despierte, ya te habrás marchado con ellos
Quiero leerlos en mi mundo para recordar
Que aunque sea en mis sueños existes.

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lunes, 31 de enero de 2011 | By: Camilo Ramírez "Milo".

¡Infórmese! (Para que NO use mal el idioma)

Hoy en día es muy común que la gente use términos sin saber qué significan (y, creo que cuando es para insultar, a muy pocos les interesará saberlo, porque la importancia en esos casos es que suene sobrenaturalmente horripilante). En fin, conversando con alguien el Domingo en la tarde, surgió la duda acerca de una palabra que reune todas las anteriores características, es horrenda, suena igual, y la pronuncian en ocasiones nada envidiables como peleas, para manifestar desacuerdo, o simplemente para hacer sonar desagradable alguna frase en la que se incluya. La palabra elegida es: PIROBO. Pero, ¿alguna vez se ha puesto a pensar qué significa realmente? Pues, pensando en que tal vez le interese saberlo, acá le dejo varias alternativas, créale a la que considere más apropiada para el caso.

1:  Pronunciación:  [ piˈɾo.βo ] (AFI) 
Etimología: Incierta. Parece fantasiosa la versión que lo deriva de pirobolista, "artificiero", siendo más probable un origen en el caló pirabar, "fornicar", del romaní pirav-

2:  Varón que siente atracción sexual por personas de su mismo sexo biológico, en especial el participante receptivo en la penetración
  • Ámbito: Colombia
  • Uso: Coloquial y despectivo
3:  Pirobo: Es una palabra de origen Colombiano, fue creada en los estratos bajos de la ciudad de medellín - antioquia y se utiliza para referirse de forma despreciativa y ofensiva a los niños ricos, de clase alta, dicho en Colombia ''los niños de papi y mami'', hoy día se utiliza como un insulto general por desconocimiento del significado real, se le asocia al homosexualimo y seres despreciables, pero no es la esencia del significado real de la palabra. 

Espero aclarar algunas de sus dudas. Cualquier aporte o comentario será bienvenido.
Fuente:

Comentarios 1 y 2:
http://es.wiktionary.org/wiki/pirobo

Definición 3:

http://www.diccionariolibre.com/definition.php?word=Pirobo
domingo, 30 de enero de 2011 | By: Camilo Ramírez "Milo".

Algo de Electrónica para hoy.

Aunque este tema es algo fuerte (y, de hecho, este grupo también es algo "sugestivo" en TODAS Y CADA UNA DE SUS LETRAS), esta canción es muuuy buena, tanto por su ritmo, como por la energía que irradia. ¡OJO!, ¡No apta para MOGIGATOS!
Pdt: Aunque no es regeton (o como se escriba, a decir verdad no interesa mucho y será la última cosa que verán en este espacio musical del blog), este grupo tiende a decir ciertas cosas no tan agradables a la vista y al oido del género femenino. Cabe aclarar que no es mi intención en lo absoluto lograr un efecto contrario al de agrado a todo el que quiera leer y oir lo que se publique aquí. ¡Disfrútelo!
viernes, 28 de enero de 2011 | By: Camilo Ramírez "Milo".

Olvido


Tenía la mirada perdida y clavada en dirección al horizonte. Estaba algo perdido en sí mismo, con la mente divagando entre sus propios recuerdos, como si mirando al horizonte pudiera abandonar a su suerte sus propias culpas. Alguna vez había oído los relatos de viejos marineros que hablaban de un planeta totalmente plano, como una tabla, en donde el horizonte marcaba el punto final. Más delante de éste había un gran abismo, monstruos gigantes esperaban los barcos desprevenidos que por azares de la suerte terminaban allí para hacerlos trizas sin compasión. Tal vez eso era lo que quería mirando hacia el frente. La brisa traía con ella varios pedazos de mundo, era traviesa, solo quería jugar a robar sonrisas, atravesaba los árboles, las palmeras, las rocas y a la gente misma. De cada uno de ellos robaba algo, cualquier cosa, un poco de esencia, y cuando se sentía muy pesada las abandonaba en el camino y empezaba a recoger más.

Sentado en una roca frente al mar, solo quería olvidar uno a uno todos esos obstáculos que interferían con su sonrisa. A decir verdad, era una tarde maravillosa, el sol brillaba en una forma pacífica, un calor apenas perfecto, las olas vivían sus cortas pero emocionantes vidas al nacer sobre una roca sumergida en el fondo del mar o por efecto del mismo viento, se desplazaban a toda velocidad hacia la playa arrastrando con ellas pequeños animales marinos, palos, botellas con mensajes que habían dado la vuelta al mundo y basura en pequeñas porciones, y morían al estrellarse de una forma espectacular contra la arena de la bahía o contra los corales. Los niños corrían en la arena y dejaban sus pequeñas huellas, tan hermosas, pequeñas y vanas que solo se pueden comparar con los recuerdos, ya que ambos terminarían cediendo ante la implacable brisa de la vida.

Su existencia había sido algo agitada, aunque no falta de oportunidades. Tal vez una terrible falta de seguridad era lo que tenía su mirada perdida en la eternidad de aquel lejano horizonte, en el fin de su mundo. Frente a él apareció un gran barco, pudo ver que sus tripulantes eran muchos de sus recuerdos no tan gratos, sentía que era una despedida, así que miró con algo de incredulidad hacia aquel barco y observó como lentamente iba siendo arrastrado lentamente por la brisa de la nostalgia.
Aún faltaba tiempo y paciencia para que este barco se fuera abismo abajo en el horizonte de su memoria y fueran devorados por las terribles fauces de aquel horrible monstruo que todo lo borra tarde o temprano, aquel al que todos tratan de huirle y al que nadie escapa, del que nadie se salva, aquel demonio llamado tiempo. En aquel barco iba un baúl muy pesado, de una belleza innegable, rodeado de unas anchas y pesadas cadenas igual de pesadas, y para completar este extraño elemento, un enorme candado, forjado con mucha fuerza, determinación y algo de rabia.

Él mismo se había encargado de poner aquél baúl en aquella nave sin rumbo inicial, pero con un final más que predecible. Tomó aquella decisión esa misma mañana, después de lastimarse muchas veces con aquello que se encontraba dentro de aquella hermosa caja. El mismo tiempo se había encargado de hacer que sea lo que sea que estuviese guardado ahí se hiciera algo complicado de llevar consigo, y no era para menos, aunque aquello era algo ciertamente hermoso y se había logrado convertir en una parte importante de la vida de este sujeto y se había logrado también ganar el amor más profundo de aquel ser solitario, pronto se volvió una necesidad más allá de un complemento y, por último, dañaba más de lo que arreglaba, y entristecía más de lo que alegraba su vida. Encerrarlo en un gran cofre era solo una intención, encadenarlo y sellarlo era solo una decisión, pero meterlo en ese barco con rumbo a la destrucción era darle un punto final.

Varias voces le decían que solo él podía saber hasta qué punto soportarlo, y que él mismo sabría cuando detenerlo todo y de qué manera, aquellas voces fueron el factor determinante en su decisión de ser feliz a costa de lo que fuera, así esto implicara desprenderse de aquello que tanto amaba, encerrándolo en aquella pequeña y hermosa prisión.

Aquella brisa juguetona que había viajado de algún lugar lejano golpeó su rostro y dejó en el todas aquellas esencias vivas que había estado robando al mundo, a su gente y a sus cosas. Se dio cuenta de que dormía y despertó súbitamente, era extraño pero se sentía tranquilo, se sentía vivo esta vez. Sus ojos se posaron automáticamente en el horizonte, en aquel infinito y lejano final, pero el barco había desaparecido y, con él, ese hermoso y enigmático baúl. No le importaba la hora, se sentía feliz, se sentía más que vivo. Una parte muy importante de su vida se había desaparecido en manos del tiempo, pero la libertad y la felicidad volverían junto a él, como nunca debió dejar de ser. Ahora podía mirar a la vida a los ojos sin miedo por no saber qué hacer el día de mañana.

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viernes, 21 de enero de 2011 | By: Camilo Ramírez "Milo".

¿SI LOS ENAMORADOS VIVIERAN EN LA LUNA?



Si los enamorados vivieran en la luna
en noches de tierra llena
- cogidos de la mano-
contemplarían el océano azul de nuestro planeta
y lo verían lleno de estrellas de mar.
(Jairo Anibal Niño)
miércoles, 19 de enero de 2011 | By: Camilo Ramírez "Milo".

Algo de Jazz para hoy.

Solo hay una forma efectiva de relajar el alma, pensar claro, y olvidar los problemas... ¿Viajando? tal vez, te da nuevos aires, aunque es poco conveniente si no tienes mucho en el bolsillo, ¿Caminando y divagando por ahí? ¡¡¡Claro que si!!! pero, ¿por qué no tomárselo con más calma, relajarse, y poner en tu PC o Radio algo de MÚSICA? es la mejor de las terapias, te lleva a viajar a mejores lugares, los que tú te imagines, te da la oportunidad de conocerte a ti mismo, de pensar, de divagar en las calles de tu mente... ¿por qué no lo intentas? Si la música es el mejor medio para viajar a donde quieras, el jazz es solo una de las mejores formas de hacerlo. Recomendado para hoy: John Coltrane.


Paul Cézane


Hoy Google ha decidido poner como portada de su buscador una obra de Paul Cézane (hermosa, por cierto). Definitivamente es una invitación a ver las magníficas pinturas de este artista Francés, vale la pena un 100% detenerse un poco a observar. Disfrútelo!

© (Paul Cézanne (1839-1906): "Auvers, Panoramic View", oil on canvas, 65.2 x 81.3 cm, 1873/75.
The Art Institute, Chicago, USA.
) (Cabe recordar que la imagen y/o los derechos de esta misma no son propiedad de este blog, por lo tanto y curándome en salud, hago uso del "fair use", por si las moscas... quieres saber un poco más sobre el "fair use" o "Copyright"? http://inciclopedia.wikia.com/wiki/Fair_Use , no hay fuente más acertada al respecto...) ©


lunes, 17 de enero de 2011 | By: Camilo Ramírez "Milo".

Espero curarme de Ti (Jaime Sabines)

Aunque no es mio (ya quisiera...) lo comparto con usted. Disfrútelo!

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

Niebla



<<"La locura es un cierto placer que solo el loco conoce."
DRYDEN, John
Poeta, dramaturgo y crítico inglés.>>

Era una mañana lluviosa, el sol no quería asomar por ningún lado. Tal vez las gotas de lluvia que golpeaban su ventana eran las lágrimas de un sol tan humano que simplemente lloraba recordando alguna mala pasada de su vida.

Él, un sujeto aburrido, se había levantado esa mañana más temprano. Toda la noche había tenido bailando en la mente a aquel personaje de piernas no tan largas pero esbeltas, de piel canela y de olor igual, de ojos oscuros y profundos, de boca roja, provocativa y mentirosa… Y así podría seguir un día completo, describiendo aquella dulce pesadilla con nombre propio, innombrable para no llorar.

La lluvia seguía cayendo, parecía que no tenía ganas de ceder, antes, caía con más rabia aún y con ella, un sentimiento de angustia y tristeza que inundaba las calles, las casas, los espacios más ínfimos. Él se paró frente a su ventana, desde su tercer piso se lograba divisar algo de la ciudad, tan solo una pequeña parte. A lo lejos a duras penas se veían unas cuantas casas, la feroz neblina se había tragado el resto de un solo bocado. Era algo apenas envidiable, en el estómago de ese gran monstruo se diluían los pensamientos y las ideas, la vida perdía su esencia aburrida. Pero Él, precisamente, estaba en la parte de la ciudad donde la vida aún era vida esa mañana, donde se hacía insoportable la existencia. Y digo que era vida porque seres como este se habían encargado de redefinir este término, como si la vida fuera simplemente algo obligado de vivir, como si fuera una cárcel de ideas, o una condena a no sonreír nunca, de nuevo.

La ventana empezaba a empañarse, la tristeza se había convertido en suspiros que, como demonios, salían de su boca y de su nariz y se estrellaban contra aquel vidrio oscureciéndolo, como si quisieran aislarlo totalmente del aburrido y triste mundo de afuera. La calle se tornaba más trémula, las gotas corrían por la ventana mientras las lágrimas corrían mejilla abajo y, como un gran "tsunami", se metían en la mente y arrasaban con los pensamientos y los recuerdos.

Ya no diferenciaba entre rabia o tristeza, pero si sentía como se iban grandes trozos de su supuesta vida “feliz” al tiempo que aquella gran ola de sentimientos encontrados arrancaba de raíz los tesoros que tenía escondidos en el fondo de su mente. Aquella dulce pesadilla de esbeltez inmensa se hacía diminuta al lado de la desesperación que él sentía en aquel momento, y su gran muro de frustración seguía arrasando todo a su paso, como decidido a desaparecerlo todo, quizá, dispuesto a dar un nuevo comienzo.

La gente afuera se veía algo tensa, todos corrían hacia todos lados y ninguno sabía a ciencia cierta para donde iba. Parecía como si la lluvia los hubiera dañado y a ellos parecía no importarles, con sus máscaras mojadas y sonrientes y sus pesadas ropas iban rumbo a la locura, a toda prisa, con lágrimas en los ojos, apenas contenidas por la falsa sonrisa que dibujaban sus bocas, cuando en realidad lo que querían era sentarse y llorar.

Aquel ser, tan triste y vacío como se encontraba, decidió salir a probar suerte afuera, donde rondaba aquel bufón que, con un solo toque, como el del rey Midas, volvía feliz todo lo que tocaba y pensó que tal vez refundiéndose en la gente lograría encontrar ese pedazo de su vida que le faltaba para ser feliz. Por su mente no pasaba otro pensamiento diferente al de olvidar aquello que en su momento lo hizo muy feliz cuando de repente y, como por arte de magia, con el solo contacto de una gota de lluvia en su cabeza, toda la neblina de su mundo pareció desaparecer. Aquel sol esquivo de la mañana salió de entre las espesas nubes y comenzó a iluminar la ciudad. La gente repentinamente había cambiado su postura y sus ropas, un mundo más fresco estaba frente a sus ojos y él, alguien totalmente diferente, estaba algo consternado por el repentino cambio de su alrededor. 

Los edificios se desvanecieron dando paso a un mundo en que todo parecía perfecto, como si las leyes que rigen esta aburrida existencia simplemente desaparecieran para dar paso al lugar ideal donde se encontraba. Sus tristes recuerdos, aquel bello ser que había estado dominando sus pensamientos y que trababa su felicidad, el resto de los falsos recuerdos de una vida no tan feliz, todo había desaparecido, aquel muro andante del olvido había logrado su cometido, un nuevo mundo se formaba en su mente y la lluvia había dado lugar al mejor de los sitios en este mundo. La realidad es que él, como todos los demás seres que corrían esa mañana en la calle, habían sido tocados por la locura, ya a nadie le importaban ya los edificios, ni la pesada lluvia que empapaba sus ropas y sus cuerpos, todos veían lo que querían ver, un mundo sonriente, sin complicaciones, sin recuerdos… después de todo, ¿quién dice que hay que estar cuerdo para ser feliz?

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Simplemente Polvo




Una libreta tan vacía como sus pensamientos era su mejor amiga; entre su bolso, un desorden de cosas tan innecesarias como un libro que ni si quiera le interesaba reflejaban su personalidad. "¡Qué día más lúgubre!"  pensaba aquella mujer. Estaba ahí, sentada en una banca en una plazoleta, no mediaba palabra alguna, como esperando a que algo sucediera... como quien espera la muerte.

Se había cansado de su vida cotidiana, la felicidad de días pasados había terminado una mañana cualquiera en la que se dio cuenta del paso del tiempo sobre ella, tan implacable, tan frío, no aceptaba explicaciones ni esperaba a nadie. Aquella tarde se le fue media vida sentada en aquella banca, mientras ella, a duras penas, sentía una leve brisa golpeando su rosto.

Si bien la ropa que por inercia se había puesto esa mañana era un poco grande, se sintió extrañamente algo más liviana dentro de ella, como si esta se hubiera expandido. Igual, no le interesaba. La tarde pintaba unas nubes densas y oscuras sobre los edificios y el viento arrastraba a su antojo hojas recién caídas de los árboles. En ese momento, la extraña mujer hizo de la rectitud de sus labios una pequeña curva, tal vez sonrió al pensar en el viento como un pequeño niño al que le gustaba jugar con los deshechos de la naturaleza y de la gente en un día normal.

Hojas secas de todos los colores se reunían en un remolino frente aquel ente de ropas anchas, al baile de pequeñas cosas inertes se unieron un par de volantes que habían sido abandonados a su suerte por personas que ni siquiera habían leído lo que había escrito sobre estos, iban demasiado a prisa, tal vez con sus propios mundos en desorden. Aquel pequeño torbellino se tornó más colorido al absorber unos cuantos empaques de dulce que habían sido arrojados al suelo por niños que iban sonriéndole a una vida en la que aún creían; unas cuantas colillas de cigarrillo de color naranja, rodaron también y bailaron al son del viento, como invitados a olvidar las preocupaciones y afanes de quienes, en cada bocanada de aire, acababan con un poco de sus vidas mientras los fumaban con algo de ansia, como esperando por un futuro que aún no llegaba.

Aquel arco iris de desperdicios de la cotidianidad de una calle cualquiera, súbitamente se tornó algo más agresivo y empezó a crecer frente a la mujer que, irónicamente, seguía sonriendo, parecía que había llegado lo que tanto esperaba. Todos pasaban frente a este ser que sonreía con algo de hipocresía, pero a nadie le interesaba lo que sentía. A ella tampoco le interesaba nadie.

La tarde se tornó de color amarillo, el sol había logrado atravesar la densidad de aquellas tristes nubes, pero ya era demasiado tarde, era la hora en la que este gran astro, en su agónico descenso, se despedía de aquellas personas para, en ese mismo instante, ir a saludar a quienes madrugaban al otro lado del planeta. El remolino se hacía cada vez más y más fuerte, y aquella mujer no dejaba de sonreír. Algo extraño sucedía con ella, sus ropas se deslizaban suave y lentamente hacia abajo por efecto de la gravedad, parecía como si se derritiera al igual que lo hace una vela. Simplemente se deshacía toda su humanidad sentada en aquella banca, pero ella no luchaba en contra de su inminente desaparición mientras el mundo seguía pasando junto a ella sin percatarse aún de lo que le sucedía. 

El sol aún luchaba por no descender en el horizonte y aquella mujer se empezó a hacer polvo que iba siendo arrastrado por el viento, como invitándola a la gran fiesta que se estaba dando en aquel remolino. Finalmente el sol desapareció y con él aquella mujer, un ser humano al que le tocó pasar su otra media vida sentada en el banco de una plaza, esperando con parsimonia a que la juguetona muerte hiciera de ella y de sus recuerdos nada más que un montón de polvo que había sido arrastrado por la brisa, y que ahora brillaba como las estrellas en la oscura noche que reinaba en aquel lugar que la vio desaparecer lentamente, mientras el resto de las personas se quitaban sus trajes y sus máscaras, y se iban a la cama a descansar.

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Bienvenida.

Bienvenidos!


Sean todos ustedes bienvenidos a este espacio, donde ni el mismo espacio importa. Relájense, despejen la mente y entrarán a un mundo donde el tiempo no existe, donde las letras caminan, hablan, tienen hambre de ser leidas, de ser oidas, de ser escritas... A un mundo donde pueden expresar lo que sienten por medio de la lectura y la escritura. Disfrútenlo!